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La Copa Oro es un evento que, a pesar de su cuestionable calidad deportiva, genera millones de dólares. Los motivos son varios, pero entre ellos destaca el hecho de que se juega en Estados Unidos, país donde la población latina, particularmente la conformada por mexicanos, abarrota los estadios para ver a su selección. En esta edición, México ya se encuentra clasificado a los cuartos de final y, como era de esperarse, los boletos se agotaron.
De acuerdo con El Universal, en los tres partidos de la fase de grupos (en la que se enfrentó a Cuba, Canadá y Martinica) México recaudó un aproximado superior a los 21 millones de dólares, solo por concepto de entradas. Para el partido contra Costa Rica de los cuartos de final, se estima un ingreso aproximado de 10 millones.
Deportivamente, un partido en contra de países como Curazao, Haití o Martinica –al menos para México– implica un riesgo más que una preparación. La baja de juego y las lesiones son los principales miedos tanto para los técnicos como para la prensa. Sin embargo, pensar que la Federación Mexicana de Fútbol dejará de participar en estas competiciones suena casi imposible.
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