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Si, como el joven Macauley Culkin, si de repente te encuentras Perdido en Nueva York, no te molestes en tratar de encontrar el vestíbulo del Hotel Plaza; en su lugar, dirígete directamente al piso superior, donde una de las residencias del ático acaba de aparecer por tan solo $ 45 millones de dolares.
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La opulencia de la unidad de 5,300 pies cuadrados, uno de los 182 condominios privados en el edificio emblemático, corresponde a su pedigrí del Hotel Plaza, con techos altos, candelabros de cristal, decoración de pan de oro, molduras de época y toques personalizados en todas partes. La gran sala, por ejemplo, incorpora una de las torretas del edificio, oferta emblemática de cuatro camas, cuatro baños y medio es su dormitorio principal: una amplia suite con revestimientos de diseño y un baño tipo spa hecho de ónice importado de piso a techo. También se incluye en el diseño un comedor separado, un estudio con paneles de madera, una biblioteca personal y una cocina de galera.
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El ático y otras residencias son accesibles a través de una dirección 1 Central Park South, una entrada separada del hotel principal en 768 Fifth Ave. Las comodidades disponibles para los nuevos inquilinos, más allá del prestigio de poder decir que vives en el Hotel Plaza, incluyen acceso a un jardín privado de inspiración europea, así como acceso exclusivo al Plaza’s Oak Bar, el restaurante Palm Court, el Plaza Food Hall y la sala de eventos Oak Room.
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Incluso las residencias Plaza Hotel no son inmunes a un mercado inmobiliario cada vez ablandamiento. Tommy Hilfiger, por ejemplo, intentó vender su penthouse en la Plaza durante 11 años, ofreciéndolo originalmente a $ 80 millones antes de que una serie de recortes de precios lo vendieran a $ 31.25 millones en octubre. Los propietarios de este ático, los magnates inmobiliarios rusos Olga y Valery Kogan, han establecido expectativas con el precio de $ 45 millones de su unidad; el tiempo dirá si el mercado los recompensará o los corregirá.
Por supuesto, si se suscribe al viejo adagio de que «nunca pasa nada sin importancia en la Plaza», entonces tal vez valga la pena el derroche.
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