En el centro de Metepec, las agujas de Ana Belém, más conocida como Ramé dibujan trazos diminutos con historias enormes sobre la piel de quienes confían en ella. Su arte se distingue por los detalles, tatuajes pequeños, delicados y precisos que se convierten en recuerdos eternos para sus clientes.
Lo que empezó como un pasatiempo —personalizar su ropa con diminutos diseños que se volvieron virales hasta llegar a Singapur— hoy se convirtió en una carrera sólida que incluso la llevó a tatuar a los campeones del Toluca FC
El apoyo de su familia
La magia inició cuando recibió un kit de tatuajes como regalo en un cumpleaños. Durante seis meses estuvo practicando e investigando en internet y su papá fue la primera persona que confió en Ana para marcar su piel.
«Él me decía, no te preocupes, lo que me hagas va a estar bien, y así hasta que justo en el día del padre, me dice, sabes qué, ya de día del padre regálame un tatuaje, y yo, bueno, está bien, ya insististe mucho, te lo voy a hacer»
Le hizo una flor de loto y luego tatuó a su hermana, desde ese día no ha dejado de tatuar y compartir su trabajo con más personas.
Su filosofía de vida
Ana ha aprendido a crear vínculos a través de su arte y a hacerlo su profesión con mucha constancia y sobretodo, con disciplina. Cada mañana da lo mejor de si para que sus clientes no solo se lleven un tatuaje, sino una experiencia que envuelve con su pasión y que se convierte en un rincón donde la gente materializa sus ideas.
Sin embargo, también ha aprendido a rendirse, no en el sentido negativo de la palabra o a darse por vencida, sino a rendirse ante la vida y confiar en que todo, tanto lo bueno como lo malo, le ha enseñado y la ha llevado hasta donde hoy se encuentra.
«No te preocupes de más, simplemente fluye con el río, haz las cosas, porque de verdad, si tú trabajas y le echas ganas, si eres constante, si eres disciplinado, todo se va a acomodar»
Si tu quieres llevar a la realidad ese tatuaje que llevas tanto tiempo soñando, síguela en sus redes como rame.ink, y date prisa, pues ya está agendando para noviembre.
Desde su estudio en Metepec, Ana demuestra que un tatuaje, por pequeño que sea, puede llevar un mundo de significados y convertirse en un acto de confianza y arte.
