El novelista fue uno de los primeros casos detectados de COVID-19 en España a finales de febrero, más de 40 días después, hoy nos dijo adiós a los 70 años.
Escritor, periodista y cineasta chileno, Luis Sepúlveda siempre fue un alma vivaz y visionaria. Además de haber estudiado producción teatral en la Universidad Nacional de Chile, años después estudió literatura en Moscú tras recibir una beca.
Siempre fue un viajero empedernido, estuvo en Oslo y en Barcelona, en Quito, recorrió la selva amazónica y el desierto del Sahara. De ahí que obtuviera la inspiración para guiar su escritura hacia el ámbito de la preservación de los ecosistemas y la denuncia del cambio climático.
Como buen artista, se comprometió políticamente con su país, de ahí que fuese encarcelado durante la dictadura de Augusto Pinochet. En 1977, exiliado, abandonó Chile. Estuvo en Buenos Aires, luego pasó a Montevideo y después a Brasil. Más tarde cruzó a Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador, donde trabajó un tiempo y conoció a los indios shuar de la selva ecuatoriana. En ese país ingresó en la Brigada Internacional Simón Bolívar, con la que partió a Nicaragua a principios de 1979 para participar en la Revolución Sandinista.
Pese a que a los 17 años ya había publicado su primer libro, fue hasta 1989 cuando Un viejo que leía novelas de amor, su novela inspirada en la época que pasó con los shuar, se convirtió en un hit que se vendió como pan caliente y lo convirtió en uno de los escritores latinoamericanos más leídos de todo el mundo. Esta novela ha sido traducida a más de 60 idiomas diferentes y fue llevada al cine por el propio Sepúlveda.
La literatura de Sepúlveda tiene un lenguaje directo que hace ligera la lectura, además, está cargada de anécdotas que defienden y exaltan la naturaleza que hacen de su estilo algo único.
En un encuentro con lectores de EL PAÍS, Sepúlveda definía el tratamiento de los personajes de sus novelas de la siguiente manera: “La buena novela a lo largo de la historia ha sido la historia de los perdedores, porque a los ganadores les escribieron su propia historia. Nos toca a los escritores ser la voz de los olvidados”.
Pese a ser chileno, nunca quiso volver a su país natal, por ello su desempeño literario está más afianzado en España y Europa que en Chile o en la misma Latinoamérica.
Durante su larga carrera como literato recibió múltiples galardones entre los que sobresalen el premio Pegaso de Oro en Florencia y el Premio de la Crítica en Chile. Además, es Caballero de Las Artes y las Letras de la República Francesa y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Urbino, Italia.
Además de Un viejo que leía historias de amor, Sepúlveda escribió Mundo del fin del mundo (1996), Diario de un killer sentimental & Yacaré (1998), El fin de la historia (2017), Historia de una ballena blanca (2019) y muchas obras más.