Los eventos astronómicos son una experiencia única en el mundo y parece que a pesar de lo mal que va el 2020 con la pandemia, el universo está decidido a regalarnos fenómenos naturales y espaciales increíbles.
Así pasa con el cometa Neowise que ha llamado la atención tras su descubrimiento a finales del mes de marzo, pues se ha catalogado como uno de los fenómenos astronómicos más impresionantes del universo que durante este mes de julio está alcanzando su punto más cercano al Sol, lo que permite que sea le vea desde cualquier punto de la Tierra.
Los primeros días del mes de julio Neowise se hizo visible debido a la luminosidad de su cola, pero el próximo 23 de julio lo podremos volver a ver debido a su cercanía con la Tierra.
La astrofísica del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gloria Delgado Inglada, explicó en una entrevista para el diario El Universal que entre el 22 y 23 de julio Neowise estará más cerca de la Tierra sin que dicha cercanía implique riesgo para nuestro planeta.
Asimismo, la investigadora recomienda que desde el atardecer del 22 y del 23 de julio estemos atentos al cielo para ver el cometa, así que lo mejor será hacerlo una hora después de que se ponga el sol. ¡No dejes de mirar al noreste!
El paso del cometa Neowise es único ya que no se repetirá en al menos 6 mil 800 años. ¡Bello!
Los cometas son objetos del Sistema Solar compuestos, principalmente, por hielo y polvo, por lo que se les conoce como ‘bolas de nieve sucia’. Se mueven alrededor del Sol siguiendo órbitas muy elípticas, con periodos (tiempo que tardan en dar una vuelta) que van de unos pocos a cientos de miles de años. Cuando se acercan a nuestra estrella (perihelio), el calor derrite los hielos cometarios, desprendiendo gases y partículas de polvo que forman la cola del cometa, que puede medir más de un millón de kilómetros. La parte sólida de un cometa es el núcleo, con tamaños entre 10 km a 40 km.
La mayor parte de los cometas provienen de la Nube de Oort (nube esférica situada a una distancia aproximada de 1 año-luz del Sol), aunque algunos también tienen su origen en el Cinturón de Kuiper (disco de materia situado entre 7.500-15.000 millones de kilómetros del Sol) y suelen ser de corto periodo (menor de 200 años).