FILE PHOTO: Small bottles labbeled with a "Vaccine COVID-19" sticker and a medical syringe are seen in this illustration taken taken April 10, 2020. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo

¿Cuándo estaría lista la vacuna contra el COVID19?

Esta es la pregunta que tiene en ascuas al mundo desde que el coronavirus se agravó a tal grado que las muertes ya superan las 28mil a nivel mundial y más de 1.5 millones de contagios.

 

Y es que la creación de una vacuna no es cosa fácil. Primero viene la investigación que dura meses (o años), después vienen los protocolos para probarlas en animales y ver si tienen algún resultado, posteriormente se pone a prueba la petición para que se pueda testear en seres humanos y solo hasta que esta se apruebe (otros meses más), puede comenzar a aplicarse en pequeños grupos de voluntarios. Estamos hablando de un proceso que aproximadamente lleva de 5 a 7 años sin que se descuide la eficacia y la seguridad en el medicamento.

 

Sabemos que lo más urgente en esta pandemia es brindarle inmunidad a la población, por eso la vacuna se exige con clamor y casi desesperación. Para sorpresa de todos, los proyectos científicos que surgieron en la búsqueda de la creación de vacunas brotaron como el agua e incluso empresarios reconocidos apostaron la vida por apoyar a varios laboratorios, Universidades y centros de investigación que se encuentran inmersos en esta búsqueda. Asimismo, lo más sorprendente de todo ha sido la velocidad a la que se están desarrollado las investigaciones, pues producir una vacuna o encontrar un tratamiento haciendo uso del tiempo de emergencia pandémica establece procedimientos de registro acelerado que acortan los plazos habituales de evaluación.

 

Hasta el momento existen nueve proyectos que se están investigando incansablemente a nivel mundial, sin embargo, son dos los que parecen ser la esperanza del mundo: el de la unión entre laboratorio Pfizer y BioNTech, dos de los gigantes farmacéuticos del mundo, que están desarrollando en conjunto cuatro vacunas candidatas contra la COVID-19 y recibieron la aprobación regulatoria del Instituto Paul-Ehrlich de Alemania para comenzar el primer ensayo clínico; y el de Johnson&Johnson-Janssen que trabaja en una opción de vacuna candidata para COVID-19 en colaboración con el Departamento de Salud y Servicios Sociales y Humanos de los Estados Unidos (HHS, por su sigla en inglés).

 

 

De acuerdo con Infobae, los especialistas de Pfizer y BioNTech establecieron que, de hallar una fórmula eficaz y segura, además de poder producir dosis a gran escala, el plazo para la vacuna sería a finales de este año; para Johnson&Johnson-Janssen sería el primer trimestre de 2021.

 

Lo más importante de estos proyectos es el equipo que respalda las investigaciones, pues en el caso de la vacuna de J&J-Janssen está detrás la agencia de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA, por sus siglas en inglés) una entidad que depende del HHS con una histórica experiencia en el desarrollo de vacunas, y los equipos de investigación trabajan en colaboración con el Centro Médico Beth Israel Deaconess y la Facultad de Medicina de Harvard.

 

La vacuna de J&J-Janssen es un vector viral. Esto significa que se usa “un adenovirus no replicante que no generará infección, ni enfermedad en el organismo al que se inocula. Las tecnologías sobre las que se está investigando la vacuna contra la COVID-19 se denominan AdVac y PER.C6. Estas brindan no solo la capacidad de desarrollar nuevas opciones de vacunas con rapidez; sino también de aumentar la escala de producción de la vacuna candidata óptima”, aclaran los especialistas.

 

En el caso de la de Pfizer y BioNTech, las vacunas están basadas en la tecnología ARNm y tienen algunas ventajas teóricas: actúan en el citoplasma celular, sin necesidad de llegar hasta el núcleo, ni de interactuar con el genoma de las células huésped. El proceso de fabricación es más corto que el estándar actual y los dispositivos inyectores sin aguja permiten abordar con seguridad las campañas de vacunación de grandes cantidades de personas con dispositivos multidosis”, se especifica en la entrevista de Infobae.

 

El procedimiento de la Pfizer y BioNTech usa la tecnología que lleva la vacuna del Ébola, del Zika y el VIH que se encuentran en fase 2 y 3 de desarrollo clínico.

 

 

De acuerdo con declaraciones de la médica Paula Barreyro, directora de asuntos científicos y externos de Janssen Latinoamérica Sur, ya está “culminando la Fase preclínica donde se hacen testeos de laboratorio en animales; y estamos iniciando la Fase 1, para probarla en humanos en septiembre de 2020. Luego vendrá la Fase 2 que evalúa la seguridad y eficacia. La Fase 3 es la que se amplía a la población, antes de ser comercializada”, aclaró la experta.

Barreyro mencionó que buscarán producir mil millones de dosis, comenzando por los lotes de emergencia y después con producción a escala.

 

La colaboración entre Pfizer y BioNTech tiene el proyecto más avanzado para contar con una vacuna a escala mundial. Los estudios clínicos se están realizando de forma paralela en Alemania y Estados Unidos. Ambas compañías farmacéuticas BioNTech y Pfizer estiman que existe la posibilidad de suministrar millones de dosis de vacunas para finales de 2020, siempre que el programa de desarrollo tenga éxito a nivel técnico y las autoridades regulatorias (FDA y EMA) den su aprobación, para luego ampliar rápidamente su capacidad de producir cientos de millones de dosis en 2021.

 

A pesar de estos avances, la inmunización de la población global es un reto enorme porque se debe producir la vacuna por varios millones de dosis y luego miles de millones. Pongamos chonguitos y, mientras tanto, no lo olvides #QuédateEnCasa.

 

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