Uno de los edificios más emblemáticos de Toluca cumple, en medio de la pandemia de Covid-19, 40 años de haberse inaugurado y su majestuosidad se celebrará apenas con un taller en línea denominado “Dibuja un vitral” y la proyección de un video con el recorrido virtual.
El 22 de febrero de 1909 comenzó esta construcción en la que participó la Fundidora y Aceros de Monterrey para hacer el armazón metálico, marco de las grandes ventanas que más tarde alojarían más de 3 mil vidrios de colores de distintas partes del mundo.
El mercado funcionó hasta el año de 1975, cuando las autoridades decidieron convertirlo en jardín botánico; así, 71 módulos sirvieron para alojar el diseño del artista mexiquense –uno de los más representativos de la entidad– Leopoldo Flores Valdés, quien también desarrolló su labor artistica en distintos lugares y edificios públicos del Estado de México.
El diseño de Leopoldo Flores tardó tres años en hacerse realidad a través de las manos de 60 artesanos
El diseño de Leopoldo Flores tardó tres años en hacerse realidad a través de las manos de 60 artesanos liderados por el vitralista Bernabé Fernández, quienes trabajaron, según infromación de la Secretaría de Cultura Mexiquense, en talleres instalados ex profeso, en el municipio de Lerma.
Para su realización, el cosmovitral requirió de 75 toneladas de estructura metálica, 45 toneladas de vidrio soplado y 25 toneladas de cañuelas de plomo. “La obra está constituida por alrededor de 500 mil fragmentos de vidrio, colocados en 30 mil secciones de emplomados. Se necesitaron 28 diferentes colores de vidrio, que en su mayoría (80%) procede de Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Japón, Canadá y Estados Unidos.”
Se trata, pues, de una espectacular obra de cristales en la que la luz permite un juego de luces, “una obra de contrastes: día y noche, vida y muerte, guerra y paz, creación y destrucción, aves canoras de bellos plumajes, pero también aves nocturnas carroñeras; el ser humano positivo que se eleva para desarrollar todas sus potencialidades y el ser humano víctima de sus propias pasiones, promotor de la guerra y la muerte”, cita la revista Selecciones al cronista de Toluca, Gerardo Novo Valencia.
El cosmovitral aborda la dualidad y guarda dentro de sí casi 170 especies de plantas de todo el mundo
A propósito de esta obra de arte, Iraís G. Maya explica que “al fondo oriente del Jardín Botánico está la Nebulosa Andrómeda, donde se localiza al hombre y a la mujer en movimiento rotatorio[…] En el centro, dos núcleos simbolizan la creación y origen del universo: el macrocosmos. En el vientre de la mujer se alude al origen de la vida y del hombre: el microcosmos. Una perspectiva entre el bien y el mal. Entre el día y la noche. La fuerza y la debilidad… El tiempo y el movimiento. De los fenómenos contradictorios y a la vez complementarios de la materia, en una visión cosmogónica para llegar a una síntesis de color, forma y contenido, que sincroniza el todo con las partes: materia y espíritu.”
Agrega que al fondo a la izquierda “se ubica la constelación de Orión […] colores fríos, oscuros y con violencia de movilidad […] a la derecha, la Nebulosa de Trífida en la constelación de Sagitario, que en forma de ave levanta el vuelo en una gama multicolor […] en este contraste, surgen el hombre y la mujer en unión y procreación para desarrollarse en un vuelo ascendente”.
De mayor representatividad el hombre sol, donde año con año en el equinoccio de la primavera el público se reúne para apreciar el espectáculo “El sol en el sol”: los rayos del astro puestos a contraluz en los tonos rojos y amarillo mientras se escuha un concierto. Y arriba la Vía Láctea o Bóveda Celeste.
El cosmovitral aborda la dualidad y guarda dentro de sí casi 170 especies de plantas de todo el mundo que, forman parte de un ambiente que oscila entre la mirada serprendida de los turistas y la cotidianidad de su existencia, que guarda la misticidad del fondo de un gran concierto hasta la visita de algùn mandatario de mundo o la sesión de fotos de una quinceañera.
