Hoy primero de diciembre arrancamos el último mes del año más caótico de nuestras vidas, sí, pero también celebramos el Dia Mundial de Lucha Contra el Sida, una enfermedad que, desde su descubrimiento, se ha cobrado alrededor de 33 millones de vidas según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Quizá uno de los máximos representantes de la lucha contra el VIH es Freddy Mercury, una voz que se nos fue de este mundo tras batallar por varios años con la enfermedad y en 1991, solo un día antes de su partida, anunció que padecía el virus.
La vida de Freddy después de enterarse que padecía esta enfermedad fue agotadora, pero se mantuvo en los escenarios lo más que pudo. Además de la fortaleza y el speak up que involucró su caso rompiendo el tabú de las sexualidades y la presencia de ese virus, la memoria de lo que un día fue Farrokh Bulsara se mantiene viva gracias a The Mercury Phoenix Trust (MPT), la asociación de lucha contra el Sida que fundaron sus compañeros de Queen en su nombre.
Esta asociación sin fines de lucro fue establecida en 1991 y desde entonces se dedica a solventar proyectos educativos y de concientización sobre el VIH, llevando información hasta los rincones más lejanos del mundo. Con cada una de sus recaudaciones, The Mercury Phoenix Trust dona las cantidades totales a grandes ONG y pequeñas asociaciones que tienen la misma finalidad que ellos.
En los últimos 21 años, la Fundación ha donado más de 17 millones de dólares en su nombre y ha financiado más de 1000 proyectos en la batalla mundial contra el VIH / SIDA.
MPT está presente en muchos países del mundo incluyendo Brasil, Japón, Nigeria, Rusia, Zimbague, Kenia, Canadá, China y hasta Nepal.
¿Sabías que existe un día llamado “Freddy For A Day”? El 5 de septiembre, cumpleaños de su majestad, el mundo entero se puede unir a celebrar, alzar la voz y, claro, concientizar sobre el VIH de la mano de MPT personificándose como Freddy. ¿Te interesa? Aquí te dejamos una explicación más detallada.
Con un estimado de 37.9 millones de personas que viven con el VIH y 1.7 millones más que se infectaron solo en 2018 la batalla está lejos de terminar.
“FREDDIE NOS FUE ARREBATADO DEMASIADO JOVEN, PERO TODAVÍA HAY TIEMPO PARA MARCAR LA DIFERENCIA Y CAMBIAR EL DESTINO DE MILLONES DE PERSONAS EN TODO EL MUNDO”, dice la página del MPT.
Si te quieres unir a esta batalla que es tan real y silenciosa como el COVID19 tú también puedes donar vía PayPal.
¿Qué le hace el VIH al cuerpo?
Tomando en cuenta que la enfermedad se descubrió en los 80 y todavía no se ha podido tratar de ninguna forma, los sabios nos explican qué rayos pasa con el cuerpo y por qué la cura parece nunca llegar.
El VIH es un retrovirus. Es decir, su material genético está en forma de ARN (ácido ribonucleico) y no de ADN. Por ello, antes de insertar sus genes en el genoma de la célula huésped para replicarse, tiene primero que convertir su ARN en ADN. Así, este procedimiento se conoce como transcripción inversa, una cuestión bastante anormal para un virus y la razón principal por la cual es difícil de tratar.
A diferencia, por ejemplo, del SARS-CoV-2 que ataca y se replica en las células del pulmón y otros órganos que tienen en su superficie el receptor ACE2, el VIH tiene como objetivo principal un tipo de células de nuestro sistema inmunitario: los llamados linfocitos CD4 (o también T CD4) que son fundamentales para que nuestro sistema inmunitario funcione correctamente.
Una vez dentro del CD4, el virus introduce su propio material genético y secuestra el mecanismo de esta célula para replicarse. Las nuevas copias de VIH salen de la célula y se propagan por el cuerpo, infectando a su vez a otras células y destruyendo gradualmente linfocitos CD4. La reducción de estos linfocitos provoca, en consecuencia, una deficiencia en el sistema inmunitario.
A medida que la infección avanza y el cuerpo va perdiendo su capacidad para defenderse, el individuo infectado se vuelve vulnerable a sufrir otras infecciones conocidas como enfermedades oportunistas.
Cuando la cantidad de linfocitos CD4 cae por debajo de 200 células por milímetro cúbico de sangre (una persona con un sistema inmunitario sano tiene entre 500 y 1.600), o cuando aparecen una o más infecciones oportunistas más allá del recuento de CD4, se considera que una persona infectada tiene sida.
Tratamientos, pero no curas
Los tratamientos que han dado muy buenos resultados y que se utilizan para controlar el VIH consisten en una combinación de fármacos antirretrovirales que atacan varios aspectos del ciclo de vida del VIH, y evitan así que el virus se multiplique y pueda penetrar células sanas.
Al reducir la carga viral, el sistema inmune tiene más posibilidades de recuperarse y combatir infecciones, de ahí que los pacientes se puedan tratar de por vida y sobrevivir de la mejor manera. Así, las enfermedades oportunistas no logran aparecer.
Sin embargo, el virus no desaparece: una vez que penetró la célula puede quedarse allí, en estado latente.
Una de las razones principales por las que no se ha podido combatir es porque “no hay un biomarcador en la superficie de estas células que nos permita distinguir entre una célula sana y una célula infectada con VIH», menciona Nadia Roan, profesora de la Universidad de California, a BBC.
Milagros
En todo el mundo so ha habido dos pacientes que parecen haberse recuperado totalmente del virus: el paciente de Berlín, una persona con leucemia, y se logró con un trasplante de médula con una mutación específica en su ADN resistente al VIH.
El otro caso fue el de un paciente venezolano establecido en Londres que padecía linfoma de Hodgkin (un tipo de cáncer), al que se le suministró quimioterapia y se le implantaron células madre también de un donante con la mutación resistente al VIH.