Debido al COVID19 el mundo ha cambiado en muchos sentidos y eso incluye la forma de vida de muchas ciudades a lo largo del globo terráqueo. Así la trigésima edición del índice WCOL muestra cómo la pandemia ha cambiado el coste de vida en 133 ciudades de todo el mundo desde principios de 2020.
Esto quiere decir que vivir en ciertos lugares se ha vuelto cada vez más costoso y en el top 3 aparecen dos ciudades europeas y una asiática: Zurich, Paris y Hong Kong. En estas áreas, el coste ha aumentado un 0.3%.
Anteriormente el trío ganador se ubicaba en Asia con Singapur, Hong Kong y Osaka (Japón), sin embargo, según el nuevo informe elaborado por The Economist Intelligence Unit (la división de análisis e investigación de The Economist Group) Zúrich y París han superado a Singapur y Osaka, aunque las dos últimas todavía se ubican entre las cinco más caras con la posición 4 y 5.
El top 10 de las ciudades más caras del mundo terminó así: Zúrich, París y Hong Kong (empatadas en 1º lugar); Singapur (4º lugar); Tel Aviv y Osaka (empatadas en 5º lugar); Ginebra y Nueva York (empatadas en 7º lugar) y Copenhague y Los Ángeles (empatadas en 10º lugar).
Para lograr crear este listado, el índice WCOL se centra en cómo ha cambiado el coste de los bienes teniendo en cuenta: la volatilidad de la moneda, los problemas de la cadena de suministro, el impacto de los impuestos y los subsidios y los cambios en las preferencias de los consumidores, y la capacidad de adaptación de las empresas globales de bienes de consumo.
De esta manera, las ciudades de América, África y Europa del Este son ahora menos costosas con respecto al año pasado y las ciudades de Europa Occidental se han vuelto más costosas.
Consecuencias de la pandemia
La pandemia ha obligado a las monedas del mercado mundial a incrementar o bajar sus precios. Teherán, por ejemplo, escaló 30 posiciones en el ranking WCOL debido al aumento del dólar estadounidense durante la crisis sanitaria. Esta ciudad de Irán pasó del puesto 106 al 79.
En el caso de Singapur, que pasó del lugar 2 al 4, todo tuvo que ver con la necesidad de darle empleo a los pobladores locales dejando a un lado la contratación extranjera. Así fue como la demanda disminuyó y se dio paso a la deflación.
Osaka ha visto tendencias similares, con precios al consumidor estancados y el gobierno japonés subsidiando costes como el transporte público.
América Latina no está bien parada en este índice, pues las caídas de precios solo reflejan el aumento de pobreza y la debilidad de las monedas, tal es el caso de Río de Janeiro y São Paulo en Brasil.
Cambios en las preferencias de los consumidores
Ser o no una ciudad cara para vivir depende mucho de las tendencias de consumo de la población. Si hay ciertos bienes de alta demanda, evidentemente los precios van a elevarse, o bien, a disminuirse con tal de entrar a la cancha de juego en la parte económica.
Durante el confinamiento las tendencias de consumo cambiaron de diversas formas y en las ciudades más caras que aparecen en este índice “los precios de los productos esenciales han sido más resistentes que los de los productos no esenciales”, explica el informe.
Ahora, los productos “esenciales” para los consumidores también han cambiado, ahora el agua embotellada encabeza la lista en muchos países del mundo. Asimismo, al preocuparse por los precios, en diversos países se ha recurrido a comprar productos más baratos, aumentando así la competencia entre marcas.
Los problemas de la cadena de suministro también han tenido diferentes impactos en diferentes bienes, lo que ha hecho subir el precio de productos de alta demanda como los ordenadores en algunas ciudades.
De esta manera, de ahora en adelante se priorizarán los productos básicos, los de entretenimiento en el hogar y el acceso rápido al internet.
Los precios seguirán aumentando en smartphones, computadores, ropa y recreación.
